Apreciada y apreciado
A ti que quieres una vida auténtica, a ti que estás sediento de belleza y de justicia, a ti que no te contentas con respuestas fáciles, a ti que acompañas con asombro y miedo el crecimiento de los hijos y de los nietos, a ti que conoces la oscuridad de la soledad y del dolor, la inquietud de la duda y la fragilidad de la debilidad, a ti que agradeces el don de la amistad, a ti que eres joven y buscas confianza y amor, a ti que cuidas historias y costumbres antiguas, a ti che no te cansas de esperar y también a ti a quien parece que el presente haya robado la esperanza, a ti que has encontrado al Señor de la vida o que todavía estás en la búsqueda o en la incertidumbre … queremos encontrarte.
Queremos caminar junto a ti en el surgir de las expectativas, a la luz del día y también cuando las sombras y los contornos se hacen más inciertos. Delante a cada uno hay umbrales que solo se pueden atravesar en compañía porque nuestras vidas están unidas y la promesa de Dios es para todos, ninguno excluido. Nos encaminamos siguiendo los pasos de Jesús, el peregrino que confesamos a todo el mundo como Hijo de Dios y Señor nuestro. Él se hace compañero de viaje, presencia discreta pero fiel y sincera, capaz de aquel silencio acogedor que sostiene sin juzgar, y sobretodo que nace de la escucha. Escucha es el imperativo bíblico de aprender: escucha de la Palabra de Dios y escucha de los signos de los tiempos, escucha del grito de la tierra y de los pobres, escucha del corazón de cada mujer y de cada hombre perteneciente a cualquier generación. Hay un tesoro escondido en cada persona, que debe ser contemplado en toda su belleza y cuidado en toda su fragilidad.
El camino sinodal es un proceso que se extenderá hasta el jubileo del 2025 para descubrir el sentido de ser comunidad, el calor de una casa acogedora y el arte del cuidado. Soñamos una iglesia abierta, en dialogo. No más de todos pero siempre para todos.
Seguramente hoy necesitamos mermar el paso, poner a un lado el ansia por las cosas que hay que hacer, haciéndonos más cercanos. De hecho, somos custodios unos de otros y queremos ir mas allá de las lógicas acomodadas del se ha hecho siempre así, siguiendo el llamado urgente del Papa Francisco que, desde el inicio de su pontificado, invita a caminar, construir y confesar.
La crisis sanitaria ha revelado que las cosas de cada uno se entrelazan con las de los demás y se desarrollan junto a ellas. Es más, en modo dramático ha dejado al descubierto que sin la escucha recíproca y un caminar juntos, se puede caer en una nueva torre de Babel. Cuando, por el contrario, la fraternidad toma el rumbo del egoísmo individual, demuestra que no se trata más de una utopía; sino de un modo de estar en el mundo que se convierte en criterio político para afrontar los grandes desafíos del momento presente.
Este es el sentido de nuestro camino sinodal:
Escuchar y compartir para llevar a todos la alegría del Evangelio.
Es el modo en el cual los talentos de cada uno, pero también las fragilidades, componen un nuevo cuadro en el cual todos tienen un rostro inconfundible.
Una nueva sociedad y una Iglesia renovada
Una Iglesia renovada para una nueva sociedad. Te apuntas?
Entonces caminemos juntos con entusiasmo.
El futuro debe ser sobretodo soñado, deseado y esperado. Escuchémonos para entablar relaciones y generar confianza. Escuchémonos para redescubrir nuestras posibilidades; escuchémonos desde nuestras historias, aprendiendo a estimar los talentos y la diversidad de carismas. Seguros de que el intercambio de dones genera vida. Dar es generar vida.
Gracias por tu aporte. Buen camino.
Roma, 29 septiembre 2021
Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
COMISION PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ITALIANA
Camino sinodal. Carta a las mujeres y a los hombres de buena voluntad